La Revolución de México.
Para el año 1876 se inicia en este país la
dictadura de Porfirio Díaz. Este régimen, a diferencia de otros de este estilo,
proporcionó al pueblo mexicano estabilidad y desarrollo material, logrado con
una política basada en el otorgamiento de concesiones ha compañías extranjeras para la construcción de obras públicas y explotación de minas. El crédito
exterior fue aumentado y creados varios bancos. En el aspecto cultural, impulsó
la instrucción pública y fueron creadas las escuelas normales, la de Bellas
Artes y la de Agricultura.
El campesinado, los indígenas y las clases
de los estratos bajos consideraban que ese progreso era ficticio, porque a
pesar de que los salarios se mantenían bajos, los precios se habían triplicado
y la agricultura se encontraba en crítica situación, lo cual indicaba, según
ellos, que la riqueza se encontraba en grupos minoritarios.
Varios intelectuales y terratenientes
coincidieron en la idea de que era necesario sustituir al presidente Díaz, pues
consideraban que éste era influenciado por asesores que no estaban
identificados con los intereses de la nación.
Cuando Díaz aseguró en una entrevista que
se retiraría al finalizar su mandato sin buscar la reelección, la situación
política comenzó a agitarse. La oposición al gobierno cobró relevancia ante la
postura manifestada por Díaz. Luego Francisco
Madero realizó diversas giras en el país con el objetivo de formar un
partido político que eligiera a sus candidatos en una asamblea nacional y
compitiera en las elecciones. Díaz lanzó una nueva candidatura a la presidencia
y Madero fue arrestado en San Luis Potosí por sedición. Durante su estancia en
la cárcel se llevaron a cabo las elecciones que dieron el triunfo a Díaz.
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Luego de este acto, en 1911 se realizaron
nuevas elecciones en las cuales resultó electo Madero. Desde el comienzo de su
mandato tuvo diferencias con otros líderes revolucionarios, que provocaron el
levantamiento de Emiliano Zapata y Pascual Orozco contra el gobierno maderista.
Así mismo en 1913 un movimiento contrarrevolucionario, encabezado por Félix
Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta, apoyado por Estado Unidos, dio un
golpe de Estado. El levantamiento militar, conocido como Decena Trágica,
terminó con el asesinato de Madero, su hermano Gustavo y el vicepresidente Pino
Suárez. Huerta asumió la presidencia ese mismo año, lo que ocasionó la reacción
de varios jefes revolucionarios como Venustiano Carranza y Francisco Villa.
Tras poco más de un año de lucha, y después de las ocupaciones estadounidenses
de Veracruz, Huerta renunció a la presidencia y huyó del país.
A partir de ese suceso se profundizaron
las diferencias entre las facciones que habían luchado contra Huerta, lo que
desencadenó nuevos conflictos. Carranza, jefe de la Revolución de acuerdo con
el Plan de Guadalupe que repudiaba al gobierno golpista de Victoriano Huerta
acusándole de traición contra Francisco Ignacio Madero, convocó a todas las
fuerzas a la Convención de Aguascalientes, para nombrar un líder único. En esa
reunión Eulalio Gutiérrez, fue designado presidente del país, pero las
hostilidades reiniciaron cuando Carranza desconoció el acuerdo. Después de
derrotar a la Convención, los constitucionalistas pudieron iniciar trabajos
para la redacción de una nueva constitución y llevar a Carranza a la
presidencia en 1917. La lucha entre facciones estaba lejos de concluir. En el
reacomodo de las fuerzas fueron asesinados los principales jefes
revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en 1920, Villa en 1923, y Obregón en
1928.
Por último cabe resaltar que no existen actualmente
datos sobre la fecha de conclusión de este proceso revolucionario. Algunas fuentes lo sitúan
en el año de 1917, con la proclamación de la Constitución mexicana, algunas
otras en 1920 con la presidencia de Adolfo de la Huerta, o 1924 con la de
Plutarco Elías Calles. Incluso hay algunas que aseguran que el proceso se
extendió hasta los años 1940.
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